Bartitsu. Recopilación de artículos de E.W. Barton-Wright
Recopilación de los artículos del primer occidental en entrenar Shinden Fudo ryu en Japón en el s. XIX. El arte marcial de Sherlock Holmes
Barton-Wright fue el primer occidental, del que se tiene constancia, que estudió Shinden Fudo ryu en Japón. También fue, quizás, el primero en enseñar el arte del jujutsu en Europa a finales del siglo xix y principios del xx. Sus experiencias y enseñanzas nos transportan a una época singular en la que todas estas técnicas y formas de lucha eran novedosas y sorprendentes para cualquier occidental, instruido o no en la lucha.
En 1901, E. W. Barton-Wright funda la Bartitsu School of Arms and Physical Culture con sede en el popular barrio del Soho de Londres. Invitó a numerosos expertos de todo el mundo en los diferentes sistemas de defensa personal de la época para que enseñasen sus técnicas en su recién inaugurado club. Yukio Tani y Sadakazu Uyenishi (judo, jujutsu), Armand Cherpillod (lucha libre) y Pierre Vigny fueron algunos de ellos.
E. W. Barton-Wright no solo fue el primer europeo en enseñar las artes marciales japonesas en Occidente, sino el primero en crear un sistema mixto y ecléctico de arte marciales. Una figura pionera que debemos tener en cuenta en el estudio de las artes marciales y su historia.
E. W. Barton-Wright
Nació el 8 de noviembre de 1860 en Bangalore, India. Educado en Francia y Alemania, trabajó como empleado ferroviario antes de iniciar una carrera como ingeniero civil y topógrafo.
En 1885, viajó a Japón para trabajar como ingeniero en el ferrocarril. Ingresó en un dojo de Shinden Fudo ryu jujutsu en Kobe bajo la tutela del maestro Terajima Kunichiro. Posteriormente, estudió con
Jigoro Kano (fundador del judo), Tenjin shinyo ryu en Yokohama y Kyushin ryu con el shihan
Yazo Eguchi.
En 1898, E. W. Barton-Wright regresó a Londres y una vez allí combinó todo lo aprendido en Japón con los diferentes sistemas de defensa personal existentes en Europa, fundando así su propio sistema de lucha al que denominaría Bartitsu.
Su arte marcial no habría sido recordado a no ser de la mención que hizo Sir Arthur Conan Doyle en el relato de Sherlock Holmes de La casa deshabitada.
120 páginas
Ilustrado BN, rústica, 16 x 23
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